Hoy nos levantamos con una noticia muy interesante: el ayuntamiento de Bilbao se está planteando penalizar el IBI de las viviendas vacías para tratar de llevarlas hacia el alquiler social. El ayuntamiento ha identificado más de 5000 viviendas que están en esa situación en el municipio y a partir de ahora analizará qué acciones hacer para tratar de sacar al mercado esas viviendas.
Desde nuestro punto de vista la penalización de las viviendas vacías a través del pago de tasas específicas es una medida adecuada, aunque insuficiente. Y más insuficiente cuando puede suponer un pago de alrededor de 60 euros al año por vivienda. No parece una medida como para «cautivar» a los propietarios de esas viviendas. Por otra parte habrá quien piense que pagar 60 euros es una barbaridad. Pero, ¿cuánto estamos pagando ya por tener esas viviendas vacías?. Adelantaré unos datos de los que voy a hablar mañana en la Feria de Economía Social y Solidaria:
- En Bilbao hay 5453 viviendas vacías según el Ayuntamiento. El dato que da el INE es mucho peor: 11.375 pisos vacíos.
- Frente a ese dato resulta que hay 11.545 familias inscritas en Etxebide como demandantes de alquiler en Bilbao
- Para atender a parte de esa demanda el ayuntamiento de Bilbao cuenta este año con un presupuesto de 27 millones de euros (a lo que habría que añadir el presupuesto del Gobierno Vasco)
- Conclusión: si hubiera cero pisos vacíos en lugar de 11.000 habríamos resuelto el problema de la demanda de alquiler en Euskadi, en términos generales (seguramente aquí caben muchos matices porque en absoluto se puede plantear que la ocupación total del parque de vivienda resuelve completamente la necesidad de vivienda)
- Ergo cada vivienda vacía le cuesta al Ayuntamiento de Bilbao más de 2400€ al año
Como digo, caben muchos más matices y por supuesto la existencia de cero viviendas vacías no implicaría que la Administración no deba invertir en políticas públicas de vivienda. Pero se resolvería una parte muy importante del problema. Por no hablar del impacto ambiental (eso os lo cuento mañana en la feria).
En todo caso estas medidas disuasorias deben ir acompañadas con otras incentivadoras. En nuestro contacto diario con propietarios de viviendas vacías echamos en falta esas medidas orientadas a facilitar la puesta al día de la vivienda (ni siquiera necesitan grandes reformas pero si pequeñas intervenciones de unos 3000€ de media y tampoco tiene por que ser ayudas a fondo perdido, sino préstamos que se recuperan con el cobro de la renta). Quizá habría que revisar también la fiscalidad del alquiler, sobre todo la de los pequeños propietarios a muchos de los cuales no les salen las cuentas: ¿por qué cargar con impuestos una actividad económica que va a suponer un ahorro a las arcas públicas?.
Por último, a estas medidas (lo que en Europa llaman el palo y la zanahoria) yo añadiría una tercera, que es la de la sensibilización social. Es decir, conseguir que la ciudadanía sea consciente del impacto negativo que una vivienda vacía tiene no solo en lo económico, sino también en lo social y en lo ambiental.
Nosotros, como empresa privada, ya estamos poniendo nuestro granito de arena buscando resolver este problema en Bizkaia. La innovación social consiste en eso: crear nuevas actividades económicas que impactan positivamente en la sociedad y en el medio ambiente.
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