¿Qué pensaríais si el día siguiente a unas elecciones la prensa publicara resultados diferentes? Raro, ¿no? Bueno, pues eso es exactamente lo que pasa con las noticias sobre el precio de la vivienda.
Hemos buscado lo que se dijo acerca de la evolución del precio de la vivienda en 2016 y lo primero que llama la atención es que no hay un dato único, sino que hay varios y todos diferentes.
Como veis, hubo quien dijo que el precio había bajado, mientras otros decían lo contrario. Pero no solo eso, sino que la diferencia entre los datos extremos es de 8 puntos. Tampoco se ve coherencia entre los distintos tipos de fuentes: portales inmobiliarios, tasadoras y administración pública. Fuentes con datos similares ofrecen resultados muy dispares. Y llama especialmente la atención que notarios, registradores e instituto nacional de estadística, partiendo de los mismos datos ofrezcan resultados diferentes.
Hay que insistir en que estos datos no reflejan la previsión de lo que va a pasar a futuro. No es como una encuesta de intención de voto, donde se presume y acepta una cierta incertidumbre. Esto es dar un dato de algo que ha sucedido, es como dar el dato de número de diputados obtenido por cada partido después de unas elecciones, por lo que no tiene sentido dar diferentes respuestas a una misma pregunta.
En conclusión, ¿podemos fiarnos de estos datos? Yo diría que no. En todo caso, si nos tenemos que quedar con alguno, nos quedaríamos con el dato de los notarios, que ofrece la media de precio por metro cuadrado de todas las operaciones de compra venta.
La solución a esta falta de transparencia nos parece muy fácil: que la administración publique un dato único, fiable y comprensible, como hace ya con otras estadísticas como el IPC, el índice de paro o los datos meteorológicos. Y sería muy sencillo hacerlo porque la administración tiene esos datos. Entonces, ¿por qué no se hace?
Yo creo que se busca el efecto de la profecía autocumplida o efecto pigmalión. Es decir, que a base de repetir muchas veces una cosa, al final suceda. Eso lo vemos a diario cuando después de presentar la valoración de un inmueble el cliente nos dice que pidamos más, porque ha leído que están subiendo los precios.
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